Decidir si valía la pena hacer una 2ª edición del ensayo Historia de la Cirugía: luces y sombras, me generó muchas dudas, derivadas del dicho ´segundas partes nunca fueron buenas´. Pero cuando lo revisaba para rescatar información para nuevas publicaciones, encontraba datos que tenían poco interés, la ausencia de otros de mayor importancia, y además los inevitables ´gazapos´. Ante este escenario, decidí redactar un nuevo ensayo, pero con un título más concreto, que pasa a ser Historia de la Cirugía en Traumatología y Ortopedia (COT),si bien conservando lo más valioso de la anatomía y los primeros pasos de la cirugía (parte I) del anterior ensayo.

Siendo nuestra especialidad COT tan extensa, aun intentando cubrir las parcelas de mayor importancia (parte II), he optado por dar prioridad a los temas más relacionados con mi condición de ´cirujano de la mano´ (parte III). Tampoco en esta ocasión he pretendido redactar un ensayo ´erudito´, buscando que su lectura resulte lo más amena posible, con la ayuda de una amplia información gráfica sobre épocas pasadas que, se caracterizaron por una enorme carencia de medios, situación que solo pudo superarse gracias a la entrega de cirujanos tenaces y creativos.

Sin ocultarlos, he preferido no cebarme en los muchos e inevitables errores cometidos a lo largo de la historia de la cirugía, pero recordando lo que al respecto señaló Theodor Billroth: ´un fracaso enseña más que diez éxitos, si se analiza a fondo en lugar de limitarse a intentar ocultarlo´.

Reitero mi creencia de que cualquier obra escrita nunca se termina, sino que simplemente se abandona. Adelanto que esta será mi última aventura literaria sobre la Historia de la Cirugía. Además de que la edad no perdona, doy por superado el desafío que me impuse en su día, de transmitir a las nuevas generaciones, lo que aprendí a lo largo de más de medio siglo ejerciendo como cirujano. Confío en vivir algún tiempo más para conocer sus nuevos avances …. y necesitarlos lo menos posible.

Una vez más, expreso mi agradecimiento a todos aquellos que me enseñaron no solo técnicas quirúrgicas, sino especialmente a ejercer nuestra profesión tratando a los pacientes con responsabilidad y empatía.

Y mi agradecimiento por anticipado a los lectores de este ensayo, que confío encuentren de interés.

Carlos IRISARRI